Cuando el tiempo corre...a destiempo!

- Estudio Once Radio

Cuando el tiempo corre...a destiempo!
Cuando el tiempo corre...a destiempo!

Cuando el reloj de la vida llega tarde: La voluntad de amar en tiempos imperfectos

Diciembre no es solo un mes en el calendario es un espejo. Mientras las vitrinas se visten de fiesta, nosotros nos desnudamos emocionalmente frente a lo que logramos, lo que perdimos y, sobre todo, frente a ese extraño cronómetro que a veces parece jugar en nuestra contra. Una reflexión sobre la valentía de insistir cuando el destino se empeña en llevarnos la contraria.

Hola, como están ? 

Entramos en la recta final del año y el entorno cambia drásticamente. Las calles se saturan de rojo, verde y blanco, y el aire se carga de una urgencia festiva que, seamos honestos, no todos digerimos igual.

Para algunos es la época más esperada para otros, un trámite doloroso o simplemente una fecha más que preferirían saltar.

Estos espacios que comparto con ustedes semana a semana nacen de una mezcla de catarsis personal y de escuchar. Porque uno también aprende en la calle, en los mensajes que llegan, en las historias de amigos.

Es ahí donde analizamos esa materia prima fascinante y terrible que somos nosotros: la humanidad. Y hoy, entre balances y brindis, necesito hablarles de un concepto que nos taladra la cabeza: el tiempo... y su manía de correr a destiempo.

¿Cuántas veces hemos sentido que la vida tiene un sentido del humor macabro con el "timing"?
Escucho constantemente lamentos que resuenan como un eco en el vacío:

"En otra vida debí ser...","¿Por qué justo ahora que tengo todo, me falta lo único que quiero?".


Es la gran paradoja del crecimiento personal: a veces, cuando finalmente sanamos, cuando maduramos y derribamos esas barreras que nos limitaban, miramos a nuestro alrededor para compartir esa nueva y mejor versión de nosotros mismos, y nos encontramos con que ya no hay nadie. O peor aún: la persona está, pero el momento ya no existe.


La fragilidad de las segundas oportunidades

Permítanme ilustrar esto con una historia real. Nada de proyecciones teóricas vida cruda. Me la contaron ayer mientras compartía un simple viaje con 2 amigos .

Llamémosles Juan y María. Se conocieron muy jóvenes, con esa intensidad que solo la juventud permite. La vida, con sus bifurcaciones naturales, los separó.

Pasaron cuarenta años. Cuatro décadas de historias paralelas, hijos que crecieron, matrimonios que terminaron, y esa soledad que llega cuando el nido queda vacío y uno ha despedido, quizás, a quien fue su compañero de ruta hasta el final.

El reencuentro de Juan y María parecía el guion perfecto."Es ahora", pensaron."Vivamos lo que no pudo ser, pero ahora con la sabiduría de los años, sin los dramas de la inmadurez". Querían arruinarle los planes a esa soledad que saludaba desde lejos.

Todo estaba listo para ser la mejor historia contada en el tiempo de descuento.

Pero el tiempo, como les decía, a veces es despiadado.

Justo cuando se disponían a disfrutar, la biología impuso su propia agenda. Un ACV sacudió a María. En un instante, el escenario cambió radicalmente. Donde debía haber viajes y cenas, aparecieron pastillas y rehabilitaciones. Donde debía haber sonrisas cómplices, apareció la confusión, el no poder hablar, el no entender.

Y ahí está Juan. De repente, su rol no es el de amante veraniego, sino el de enfermero, sosteniendo una mano que a veces no sabe apretar de vuelta. Y la pregunta inevitable, humana y desgarradora, explota:"¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? Justo cuando nos habíamos encontrado".

La trampa de la "Justicia" y el poder de la Voluntad

Es en estos momentos donde la psicología de manual falla. No hay teoría sobre el duelo o la resiliencia que alcance cuando uno siente que la vida le ha hecho una estafa. Aparece la negación, el enojo con lo que consideramos injusto. Y para colmo, el entorno muchas veces no ayuda.

A veces, la gente que nos quiere, en su afán de que "estemos bien", dice las cosas incorrectas. O peor, nos encontramos con la indiferencia de quienes deberían estar más cerca, como esos hijos que, absortos en sus propias vidas, minimizan el dolor ajeno. No hay guion de drama en Netflix que supere la crudeza de sentirse solo en medio de una batalla que no elegiste.

Pero aquí es donde quiero detenerme y hablarles a ustedes.

¿Cuántos están leyendo esto ahora mismo, revisando estados de WhatsApp de alguien a quien extrañan, pero sin atreverse a escribirle? ¿Cuántos siguen negados a evolucionar por miedo a que salga mal? ¿Cuántos se quedan al acecho, mirando la vida de otros desde la barrera, esperando el momento "perfecto" para actuar?

A vos, Juan , que sentís que la responsabilidad te desborda, que te sentís inútil o angustiado, que crees que ya no tenes edad o fuerza para pelearla: andá y peleala.

Si la historia nos enseña algo, no es sobre la derrota, sino sobre la dignidad. El tiempo puede ir a destiempo, sí.

Puede que no sea justo. Pero la vida no se trata de justicia se trata de voluntad.

Se trata de quedarse ahí, sosteniendo la mano, aunque el otro no entienda. Se trata de procesar el dolor de lo que "pudo haber sido" y transformarlo en el valor de "lo que es".


No dejes nada para mañana

Tenemos que aprender a pedir ayuda de verdad. Y tenemos que educar a nuestros amigos y familia: no necesitamos frases armadas ni diagnósticos de café. A veces, un abrazo en silencio repara más que mil palabras de aliento vacías. Un"estoy acá"vale más que un"todo va a estar bien".

Quizás tengas que convivir con dolores injustos. Quizás el reloj biológico te jugó una mala pasada. Pero no sueltes. No te rindas sin haber aprendido la lección que ese dolor trae escondida. Todo empieza y termina en tu voluntad de querer estar, de querer ser.

En estas fiestas, donde el balance nos golpea la cara, les propongo un desafío: dejen de mirar desde afuera. 

Porque si algo nos enseña el reloj cuando corre a destiempo, es que el único momento que realmente nos pertenece es este.

En este mes, por favor, no dejen nada... absolutamente nada... para mañana.

y vos Juan..estamos aquí! 


Jorge - Estudio Once

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