Vivimos un momento de profunda transformación educativa. Las noticias recientes en Uruguay — desde la agresión ocurrida en la escuela Nº 123 de Montevideo hasta el fenómeno de familias que viajan con sus hijos en motor home y los debates sobre la educación de comunidades menonitas — traen a la superficie una pregunta esencial: ¿qué es hoy la educación, cuándo empieza, cuándo termina y hacia dónde se dirige?
1. ¿Dónde comienza la educación?Según los estudios sobre aprendizaje a lo largo de la vida (lifelong learning), la educación se entiende como un proceso que arranca desde la primera infancia y nos acompaña hasta la adultez.
Esto implica que la escuela ya no es el único lugar donde aprender: el hogar, la comunidad, el entorno de viajes, la propia vida cotidiana, también educan. En ese sentido, cuando una familia decide educar a sus hijos mientras viaja en motor home o cuando una comunidad reclama otro formato de enseñanza, están recordando que la educación nace en la movilización, en la curiosidad, en el contexto real.
2. ¿Dónde termina la educación?El paradigma tradicional pretendía que la escolarización terminara con la secundaria o el ingreso al trabajo. Pero los estudios recientes señalan que la educación no termina, sino que se transforma: el aprendizaje informal, el autoaprendizaje, la actualización constante son parte de lo que hoy se denomina lifelong learning.
Esto requiere un nuevo pacto: familias, escuelas, comunidad y política educativa deben abrirse a la complejidad de educar fuera de los horarios convencionales, con itinerarios no lineales, reconociendo que un niño que viaja, un estudiante que aprende en casa o una persona que retoma estudios adultos están en la misma travesía de aprendizaje.
3. Tres casos uruguayos que interpelanLa agresión en la escuela Nº 123 de Montevideo visibilizó la vulnerabilidad del entorno educativo formal: violencia externa, falta de contención, crisis de convivencia. Es una señal de que la escuela, por sí sola, no basta como espacio único de socialización, aprendizaje y crecimiento emocional.
Las familias que optan por educación itinerante o en modelos no convencionales plantean que la educación puede viajar, puede estar en un motor home, en una ruta, en distintos países. El reto es mantener la estructura, la validación académica, la socialización.
El conflicto de las familias menonitas que exigen reconocimiento de su modelo propio de enseñanza muestra que la educación también es valoración cultural, identidad, libertad de enseñanza. Cuando el sistema público reclama escolarización estatal, se abre un debate transversal sobre la pluralidad educativa, el derecho de la familia y la responsabilidad social del Estado.
La educación del siglo XXI exige que cambiemos el chip:
De ver la escuela como única sede, a concebirla como centro entre muchos.
De fijarnos en la edad como principal criterio, a ver el aprendizaje como fenómeno continuo.
De concebir al estudiante sólo como receptor, a verlo como agente activo de su aprendizaje.
Investigaciones muestran que los sistemas que abrazan este cambio promueven lo que se llama learning society, donde el aprender ocurre en múltiples contextos (formal, no formal, informal) y a lo largo de toda la vida.
Reconocer que la educación no comienza ni termina con un diploma.
Buscar entornos de aprendizaje variados: escuela, familia, viajes, comunidad.
Documentar procesos de aprendizaje: portafolios, proyectos, experiencias.
Estimular la curiosidad, la reflexión, la adaptación: competencias clave hoy según el paradigma del aprendizaje permanente.
Acompañar emocionalmente: la educación también es bienestar, salud mental, comunidad. Los eventos recientes en Uruguay nos recuerdan que violencia, desigualdad, desconexión enseña también, pero no de la forma que queremos.
La educación, entonces, no es un lugar ni un tiempo fijo: es una travesía, con múltiples puertas de entrada, rutas y pasajeros. Y para que esa travesía sea significativa, necesitamos acompañarnos —familias, profesores, comunidades— con sensibilidad, apertura y convicción de que aprender es una aventura humana y colectiva.