La Noche de la Nostalgia en Uruguay: origen, evolución y sentido

- Estudio Once Radio

La Noche de la Nostalgia en Uruguay: origen, evolución y sentido
La Noche de la Nostalgia en Uruguay: origen, evolución y sentido

Origen (1978): una idea de radio que se volvió país

La Noche de la Nostalgia nace el 24 de agosto de 1978, cuando el joven comunicador Pablo Lecueder (entonces conductor del programa Old Hits en CX 32 Radiomundo) organiza un baile temático con “música vieja” para promocionar su propuesta radial.

La primera edición se realizó en la discoteca Ton Ton el éxito disparó su repetición anual aprovechando la víspera del feriado del 25 de agosto (Declaratoria de la Independencia). Años más tarde, Lecueder consolidó ediciones en otros locales icónicos como Zum Zum, y la fiesta se masificó hasta convertirse en un fenómeno cultural que otros boliches y ciudades replicaron en la misma noche. 


De fiesta privada a evento nacional

En 2004, el Estado uruguayo oficializa la denominación y promoción turística: la Ley 17.825 establece al 24 de agosto como “Noche de la Nostalgia” e instruye al Ministerio de Turismo a incluirla en su calendario de eventos y difundirla dentro y fuera del país. La cartera ratificó luego su valor como atractivo turístico y social. 

¿Qué la hace distinta? Música, ritual y pertenencia

El repertorio comenzó con oldies de los 60/70 —Beatles, Stones, disco, soul— y fue incorporando décadas posteriores (80/90 y más), siempre con foco en “clásicos” bailables que activan memoria afectiva intergeneracional. Con el tiempo, La Noche de la Nostalgia dejó de ser “una fiesta” para transformarse en una plataforma de fiestas en todo el país: desde grandes salones y boliches hasta propuestas barriales y cenas-show cada cual con su curaduría musical pero bajo un paraguas emocional común. (Sobre su evolución y masividad, ver crónicas e informes históricos).


La voz del creador, hoy

En entrevistas recientes de previa (2025), Lecueder subraya que sus playlists y su mirada sobre la música siguieron el pulso de cada generación, manteniendo el espíritu de celebración del recuerdo con criterio actual. Ya antes había explicado cómo el formato nació sencillo y sin grandes pretensiones comerciales, y cómo el público “se apropió” de la fecha hasta convertirla en tradición. 


Impacto cultural y económico

La fecha dinamiza gastronomía, hotelería, transporte, salones de fiesta, DJs y proveedores. Distintos reportes periodísticos y turísticos han estimado una participación masiva a nivel país y la catalogan como una de las noches de mayor movimiento social del año, reforzada por campañas institucionales de seguridad y turismo. (Estimaciones y reseñas periodísticas varían por año y fuente). 

Lectura psicológica

1) Nostalgia como recurso emocional positivo.
La nostalgia, lejos de ser “tristeza por el pasado”, opera como regulador emocional: reencuadra recuerdos con afecto, refuerza identidad y conexión social. Bailar “la música de tu vida” con otros genera cohesión, autoafirmación (“yo estuve ahí”), y una sensación de continuidad biográfica.

2) Memoria autobiográfica + música.
La música es un potente disparador de recuerdos episódicos. Los “old hits” anclan momentos vitales (primeras salidas, amistades, amores, logros), activan redes sensoriales y emocionales, y favorecen estados de ánimo positivos (placer anticipado, dopamina), que se traducen en mayor sociabilidad.

3) Ritual compartido y licencia cultural.
La fecha ofrece una “licencia social” para celebrar sin culpas la cultura retro: vestimenta, peinados, pasos de baile, y códigos generacionales. Ese ritual compartido reduce barreras, mezcla edades en la pista y renueva la pertenencia a una comunidad más amplia: ser uruguayo en Noche de la Nostalgia.

4) Actualización constante del pasado.
La curaduría musical no es fija: cada cohorte incorpora “sus” himnos. Ese pasado en presente explica la vigencia del evento: cada año se recuerda algo distinto, pero el afecto común se mantiene.

Línea de tiempo sintéticaConclusión

La Noche de la Nostalgia es un caso singular: una innovación cultural nacida en la radio que devino tradición nacional. Su fortaleza está menos en la logística y más en el guion emocional: recordar juntos, bailar juntos, volver a ser parte. Con curadurías que se renuevan, soporte institucional y apropiación social, el 24 de agosto sigue siendo la noche en que Uruguay baila su memoria.​

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