A través de una mirada crítica sobre las subjetividades contemporáneas, Papalini analizó cómo el neoliberalismo reconfigura nuestras emociones, relaciones y formas de vivir.
La conferencia magistral "Dispositivos de producción de subjetividades: la felicidad y el éxito en el discurso contemporáneo" tuvo lugar el pasado 28 de mayo en el Aula Magna “Juan Carlos Carrasco” de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar), y fue transmitida en vivo por el canal de YouTube de la institución.
La actividad fue organizada e inscrita como parte del módulo tres de la unidad curricular Articulación de Saberes 1 (Mas 1), correspondiente al programa Estudios en Prácticas de Gobierno, Salud y Derechos Humanos del Instituto de Psicología Social.
Papalini —doctora en Ciencias Sociales e investigadora argentina— desarrolló una exposición crítica sobre los discursos contemporáneos que convierten la felicidad y el éxito en mandatos sociales.
La subjetividad como producción históricaVanina Papalini inició con una reflexión sobre cómo se han producido históricamente las subjetividades. Retomó categorías de la teoría foucaultiana y deleuziana, y explicó que la subjetividad debía entenderse no como sinónimo de psique, sino como una trama social que nos constituye. Sostuvo que es en los pliegues de esas tramas donde puede emerger cierta autonomía, “donde se desencadenan unos procesos que son un poco distintos a ese afuera que nos constituye”. Recorrió prácticas antiguas de autodisciplina, desde las sectas helénicas hasta la moral cristiana, que tenían como fin transformar el yo, primero hacia la santidad, luego hacia la felicidad.
Papalini expuso cómo la modernidad convirtió la felicidad en una meta política. La noción pasó de estar asociada a lo trascendente a inscribirse como objetivo de los estados modernos y sus constituciones. Con el declive del Estado de bienestar, ese ideal se tornó una meta personal, vinculada a un nuevo tipo de bienestar individual: elwellness. Señaló que, en el neoliberalismo, “el bienestar colectivo fue reemplazado por una noción bastante más módica”, y el éxito devino una obligación individual. La psicología, dijo, se volvió clave para sostener estas subjetividades cada vez más frágiles.
Responsabilidad individual y precariedad emocionalA medida que el Estado se retiró de su función de garante de bienestar, la felicidad y el éxito pasaron a ser leídos como logros personales. La invitada lo llamóneoprudencialismo, un régimen que impone la autogestión del sufrimiento y la autorresponsabilidad total. “Si no sos feliz, es tu culpa”, afirmó con ironía. Denunció que la presión por alcanzar metas inalcanzables con recursos individuales genera un sufrimiento constante. También criticó el culto al resultado inmediato, donde “el éxito se dirige estrictamente a los resultados. No importa cómo lleguemos”.
En el tramo final de la charla, analizó cómo los dispositivos tecnológicos transformaron el trabajo, el tiempo y la subjetividad. Sostuvo que las plataformas digitales configuran una nueva maquinaria subjetivante donde los algoritmos no solo orientan el consumo, sino también el deseo. Describió alinfluencercomo la figura emblemática de este nuevo régimen: trabaja desde la infancia, sin ruta clara ni validación institucional, y depende enteramente de la viralización. “Ahora el tiempo no es acelerado: es instantáneo, es el tiempo de la viralización”, remarcó.
Haters, autenticidad y crisis de la palabraPapalini advirtió que, en este nuevo modelo de subjetivación, desaparecen los anclajes colectivos y se debilita el diálogo como forma de tramitar el conflicto. En su lugar, emergen formas de expresión agresivas, como los haters (odiadores), y un culto a la autenticidad que justifica el destrato: “Es lo que siento, fue auténtico”. Esta lógica, según ella, socava los discursos de verdad, tanto el de la ciencia como el del Estado. Cerró su exposición reconociendo que no tenía respuestas definitivas, pero dejó una inquietud urgente: “Si esta tendencia continúa, el discurso de la ciencia está acabado. ¿Qué nos queda?”
Al finalizar, se abrió un espacio de intercambio con los asistentes, donde se compartieron reflexiones, inquietudes y ejemplos que profundizaron aún más la discusión colectiva.