El III Congreso Internacional de Psicología abrió con definiciones contundentes sobre el presente del campo: la necesidad de construir “otros mundos posibles”, el llamado a transformar las políticas de salud mental y la advertencia sobre un tiempo histórico atravesado por incertezas, tensiones democráticas y disputas por el sentido del cuidado. Las intervenciones marcaron un punto en común: defender la dignidad, ampliar los derechos y sostener prácticas que preserven la vida en un mundo que cambia de forma vertiginosa.